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RESEÑA: “Que nadie duerma”  de Juan José Millás

Es este un texto fantástico, al que la metáfora lo salpica de lirismo, iluminando sus zonas oscuras; y transmitiendo la calma requerida para rebajar los grados de ansiedad, que en ciertos momentos trasciende del papel,  tensionando.

 

Obra de estilo original y resuelto en tema, en trama, en lenguaje, y en pautas. Exquisita esa alusión a la música, con la ópera de Puccini, la exaltación máxima del sentimiento, y de la pasión; y que nos pone sobre la pista: La falta de emoción es lo que nos corta alas

 

La valentía en mostrar la autenticidad de sus personajes, desde el principal, a secundarios, con esa tan atractiva media sonrisa, y media mueca de dolor,  es un fiel reflejo, estimo,  de la postura del autor ante la vida. Y el convocar al subconsciente, con imágenes y sucesos oníricos, amasando realidad y sueños, con la habilidad de un repostero, son características de un autor entrenado en su propia sensibilidad, pintando con huevo la parte superior de sus dulces, para volverlos más apetitosos, si cabe, a la vista del consumidor, el lector, en este caso, certifica la apetencia, y calidad del resto. Esa falsa delgadez, esa hermética camisa de contención que oculta nuestros instintos, hasta deformarnos.

 

La ansiedad, es el hilo conductor de este texto. La ansiedad ante la vida, y la fórmula para manejarla, que según Juan José Millás, pasa por integrar dos conceptos imaginación y realidad. Y desarrollar la habilidad de saber leer entre líneas, viendo más allá de la imagen, nuestra, y por extensión de otros, y del mundo, que nuestro ego refleja, en esos espejos andantes, que somos los seres humanos. Dejando cabida en nuestra mente, a ese algo sobrenatural que, siempre para bien, o para mal, nos acecha, interfiriendo, cuando lo cree necesario.  “Una sombra veloz, con forma de ave, atravesaba su mente”. El simbolismo con el pájaro, el ave, el único ser de la creación capaz de despegarse del suelo, no es más que la obsesión del hombre por ponerle alas a su realidad, a su estructurada realidad, para poder escapar del propio destino, ese plano ciego, según lo describe el autor. “La vida era también un plano ciego en el que cada uno debía ir colocando los acontecimientos que la delimitaban”.

 

Realidad y ficción son dos conceptos opuestos, que con determinación y sensibilidad pueden darse juntos. El resultado de esa unión sería realismo. Y sobre realismo trata esta novela  de Juan José Millás. Realismo desde la determinación de sentimiento, y determinación de acción, al vivir desde su enorme sensibilidad, ficcionando su propia naturaleza, en esa falsa delgada, o en esa mujer pájaro, que muestra Lucía, la protagonista, salvando esa frontera entre imaginación y realidad del mundo infantil, presente en su excepcional personalidad. Y qué es lo que la salva y la mata.

 

Autor de la reseña:

Josefina Llorente

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